jueves, 14 de mayo de 2015

CARÁCTER (NO) EDUCATIVOe

En el siguiente post trataré de dar respuesta a las preguntas: ¿Cómo se justifica el carácter educativo del movimiento? y ¿Cómo no se justifica el carácter educativo del movimiento?

Como dicen Devís y Peiró cuando practicamos actividad física debemos plantearnos que es lo que se quiere conseguir, con que intencionalidad realizamos las actividades. En el caso de que no se planteen estas cosas podríamos aprender cosas como con cualquier actividad del día a día pero ciertamente no podríamos hablar de educación.

Podemos encontrar tres grandes teorías que apoyan el valor educativo del movimiento:

La primera es la educación de lo físico, teoría que da mucha importancia a las actividades físicas dentro de la educación. Herbert Spencer dice que la primera condición en la vida es la de ser un buen animal y que para prosperar una nación hay que formar buenos animales. Es una teoría que centra la enseñanza en lo corporal.

La siguiente teoría además de centrarse en lo corporal quiere ir más allá y darle otros  valores a la educación física. Estos valores son intelectuales, morales y estéticos. La educación a través de lo físico se centra en las respuestas emocionales, las relaciones personales, los comportamientos de grupo, sociales, etc. De las cuales no debe olvidarse la educación física.

Arnold propone una nueva perspectiva, basada en el valor intrínseco del conocimiento teórico y práctico de la educación física. Aparecen entonces tres dimensiones: la educación sobre el movimiento, la educación a través del movimiento y la educación en movimiento.

La primera se basa en la formación que reciben los que aplican las actividades físicas sobre los demás con diferentes disciplinas. La segunda se basa en los valores extrínsecos indirectamente asociados al movimiento. La tercera esta relacionada con los valores intrínsecos a los contenidos de la educación física. Es necesario saber como llevar a cabo las tareas, por ejemplo levantar pesas.

Respondiendo a la otra pregunta diremos que los valores educativos de los contenidos no se encuentran en ellos mismo, si no en la valoración que nosotros les asignamos.

No podemos dar por hechos los valores en deportes o juegos, porque por ejemplo un juego sexista o excluyente no es educativo. Debemos buscar estrategias metodológicas para que se puedan promover los valores que nosotros deseamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario